miércoles, 21 de enero de 2009



Giuseppe Garibaldi
(Niza, 1807-Caprera, Italia, 1882) Militar y político italiano. Durante su juventud siguió los pasos de su padre, un marino de origen genovés, y estuvo embarcado durante más de diez años. En 1832 consiguió el título de capitán de buques mercantes. Mientras trabajaba al servicio de la marina sarda, tomó parte en un motín republicano en el Piamonte que resultó fallido. Si bien pudo escapar, fue condenado al exilio. Por aquel entonces había entrado en contacto con la obra de Giuseppe Mazzini, el gran profeta del nacionalismo italiano, y la del socialista francés Saint-Simon.
Entre 1836 y 1848 vivió en Sudamérica, donde participó en varios acontecimientos bélicos, siempre al lado de quienes combatían por la libertad o la independencia. En 1836 intervino voluntariamente como capitán de barco en la fracasada insurrección secesionista de la república brasileña de Rio Grande do Sul y en 1842 fue nombrado capitán de la flota uruguaya en su lucha contra el dictador argentino Juan Manuel de Rosas. Al año siguiente, durante la defensa de Montevideo, organizó una legión militar italiana, cuyos miembros fueron los primeros «camisas rojas».
Noticias de su buen hacer como militar y estratega llegaron hasta Europa, adonde regresó en 1848 para luchar en Lombardía contra el ejército austriaco y dar un primer paso hacia la unificación de Italia, que fue su objetivo durante las tres siguientes décadas. Su intento de hacer retroceder a los austriacos no prosperó y debió refugiarse primero en Suiza y posteriormente en Niza.
A finales de 1848, sin embargo, el papa Pío IX, temeroso de las fuerzas liberales, abandonó Roma, adonde se dirigió Garibaldi junto a un grupo de voluntarios. En febrero de 1849 fue elegido diputado republicano en la asamblea constituyente, ante la cual defendió que Roma debía convertirse en una república independiente. En abril, se enfrentó a un ejército francés que intentaba restablecer la autoridad papal, y lo propio hizo en mayo ante un ejército napolitano. Si bien no tenía opción alguna de evitar la caída de la ciudad, su lucha se convirtió en uno de los más épicos y recordados pasajes del Risorgimiento.
El 1 de julio, Roma fue finalmente asaltada, y Garibaldi y sus hombres se refugiaron en el territorio neutral de San Marino. Condenado por segunda vez al exilio, residió en Tánger, Staten Island (Nueva York) y Perú, donde regresó a su antiguo oficio de capitán de buque mercante.

viernes, 16 de enero de 2009


(Camilo Benso) Político piamontés, artífice de la unificación italiana (Turín, 1810-1861). Su familia, siguiendo la costumbre aristocrática, le destinó a la carrera militar (al Cuerpo de Ingenieros), pero él abandonó el ejército en 1831 por sus ideas liberales. Desde entonces se dedicó a administrar las fincas familiares, destacando como un empresario agrícola moderno y eficiente. Sus viajes por el extranjero y su ascendencia ginebrina le hicieron un admirador de la cultura francesa y del modelo político británico. El aperturismo del reinado de Carlos Alberto le permitió expresar públicamente sus ideas.
En 1847 fundó en Turín la revista Il Risorgimento, cuyo título acabaría por dar nombre al movimiento por la unificación y a toda una época de la historia de Italia. Dicha revista expresaba un ideal de liberalismo nacionalista muy moderado, atractivo para las clases medias conservadoras: hablaba de unificar Italia y emanciparla de la dominación austriaca, así como de introducir una Constitución con división de poderes, elecciones y gobierno responsable ante el Parlamento; pero todo ello sin apelar a la violencia revolucionaria y distanciándose netamente del radicalismo representado por Mazzini.
En 1850 fue nombrado ministro de Agricultura y Comercio, con tal éxito que pronto eliminó de la lucha política a todos sus colegas y fue nombrado primer ministro (1852). La obra de gobierno de Cavour se centró en promover la unificación de Italia bajo el liderazgo de Víctor Manuel II del Piamonte, implantando en toda la península un régimen liberal moderado; y en reconocer que, a la vista de lo ocurrido en 1848-49, los italianos no podían liberarse de la dominación austriaca sin ayuda exterior.
Para conseguirlo maniobró hábilmente tanto en la política interior como en la diplomacia internacional. Comenzó por recabar el apoyo de todas las corrientes liberales y nacionalistas, incluidas las más radicales, defraudadas por el fracaso de las pasadas intentonas revolucionarias: incluso Mazzini y Garibaldi le dieron un voto de confianza a este aristócrata conservador.
Luego hizo saltar la «cuestión italiana» a la escena internacional al involucrar al Piamonte en la lejana Guerra de Crimea (1854) en la que Francia e Inglaterra defendían al Imperio Otomano contra el expansionismo ruso; con ello alineó a su país con las potencias occidentales y, al mismo tiempo, se sentó junto a los vencedores en la conferencia de paz de París (1856), donde hizo valer que la mera amenaza de su ataque en el norte de Italia había inmovilizado a Austria, haciéndole desistir de intervenir en los Balcanes.
Atrajo al emperador francés Napoleón III hacia la causa de la unificación italiana, presentándola como la justa causa de un país pequeño que luchaba por su libertad contra el despotismo germánico y reaccionario de Austria, causa que podía acrecentar la popularidad del emperador entre las inquietas masas urbanas de Francia; y, en una entrevista secreta que mantuvieron en el balneario alsaciano de Plombières (1858), Cavour trazó con él el plan que luego seguirían para realizar la unificación.


Víctor Manuel III
Rey de Italia que aceptó la instauración de la dictadura fascista (Nápoles, 1869 - Alejandría, Egipto, 1947). Sucedió a su padre, Humberto I, asesinado en 1900. Por su educación y por inclinación personal tuvo siempre una especial relación para con los militares. Y quiso hacer de la guerra un medio para completar la unificación nacional de Italia (iniciada por su abuelo, Víctor Manuel II) y para engrandecerla con la adquisición de un imperio colonial: primero con la Guerra Ítalo-Turca de 1911-12, luego con la participación en la Primera Guerra Mundial (1915-18), más tarde con la Guerra de Etiopía (1935-36) y la intervención en la Guerra Civil española en apoyo de Franco (1936-39).
En política se comportó inicialmente como un rey poco intervencionista y respetuoso de la Constitución. Pero en 1922 rompió aquella trayectoria y, ante el acoso de que era objeto el gobierno por la Marcha sobre Roma que habían organizado los fascistas de Mussolini, se negó a declarar el estado de sitio como le pedía el primer ministro Facta.
Por el contrario, aceptó de buen grado nombrar a Mussolini jefe de gobierno, abriendo paso a un ventenio de dictadura fascista en Italia. Permitió a Mussolini acabar con la oposición democrática e instaurar la dictadura en 1925, así como embarcar a Italia junto a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Privado por Mussolini de todo poder decisorio, se mantuvo sin embargo como teórico jefe del Estado y no hizo nada por evitar los crímenes del fascismo.
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Victoria I Alejandrina Victoria Reina de Gran Bretaña e Irlanda Nació el 24 de mayo de 1819 en el palacio de Kensington (Londres). Hija única de la princesa Victoria de Sajonia-Coburgo y de Eduardo, duque de Kent, quien murió siendo su hija muy pequeña. Su madre se encargó de su educación junto con una institutriz, la baronesa de Lehzen. Nieta de Jorge III y del duque de Sajonia-Coburgo-Saafeld. Cuando el hermano de su padre Guillermo IV subió al trono en 1830, se convirtió en su futura sucesora, ya que su tío no tenía descendencia legítima. Cuando el 20 de junio de 1837 falleció Guillermo IV, fue coronada reina a los 18 años. En 1840 se casó con su primo hermano Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha. Fruto del matrimonio nacieron nueve hijos. Su primogénita, Victoria Adelaida María Luisa, fue más tarde emperatriz de Alemania. Su primer hijo, Alberto Eduardo, príncipe de Gales y posteriormente el rey de Gran Bretaña con el nombre de Eduardo VII, nació en 1841. En 1850, desafió la autoridad de lord Palmerston, ministro de Asuntos Exteriores del gabinete liberal que asumió el poder en 1846. La pugna alcanzó su momento de máxima tensión en 1851, cuando el primer ministro, lord John Russell, que también desaprobaba los métodos arbitrarios de Palmerston, lo destituyó de su cargo. Su imagen pública se vio aún más afectada en 1854, cuando intentaron impedir la guerra de Crimea. Instituyó en 1856 la Cruz Victoria, el más alto reconocimiento al valor en tiempo de guerra. Concedió a Alberto el título de príncipe consorte en 1857. Éste falleció cuatro años después. La reina evitó las apariciones en público y dejó que fuera el príncipe de Gales quien cumpliera con la mayoría de los deberes protocolarios de la Corona. El jefe del Partido Conservador, Benjamin Disraeli, que presidió el gobierno en 1868 y desde 1874 a 1880, consiguió su confianza gracias a su talento para los halagos. Asimismo, le permitió seguir su propio criterio en el nombramiento de cargos religiosos, militares y, en ocasiones, políticos. Respaldó firmemente la política de fortalecimiento y expansión del Imperio Británico de su primer ministro. En 1876 se convirtió en emperatriz de la India. No mantuvo el mismo entendimiento con el jefe del Partido Liberal, William E. Gladstone, quien ejerció como primer ministro en cuatro ocasiones entre 1868 y 1894; desaprobó las reformas democráticas que éste anunció y se opuso a la concesión del Home Rule (autogobierno) a Irlanda propugnada por Gladstone. El líder del Partido Conservador, lord Salisbury, que presidió el gobierno en tres ocasiones entre 1885 y 1902, contó con mayor respaldo por parte de la reina. Las celebraciones de su quincuagésimo (1887) y sexagésimo aniversario (1897) en el trono fueron motivo de gran regocijo popular. Murió el 22 de enero de 1901 en la isla de Wight a los 82 años, siendo sucedida en el trono por su hijo Eduardo VII. *buscabiografias.com

reina victoria


Victoria I Alejandrina Victoria Reina de Gran Bretaña e Irlanda Nació el 24 de mayo de 1819 en el palacio de Kensington (Londres). Hija única de la princesa Victoria de Sajonia-Coburgo y de Eduardo, duque de Kent, quien murió siendo su hija muy pequeña. Su madre se encargó de su educación junto con una institutriz, la baronesa de Lehzen. Nieta de Jorge III y del duque de Sajonia-Coburgo-Saafeld. Cuando el hermano de su padre Guillermo IV subió al trono en 1830, se convirtió en su futura sucesora, ya que su tío no tenía descendencia legítima. Cuando el 20 de junio de 1837 falleció Guillermo IV, fue coronada reina a los 18 años. En 1840 se casó con su primo hermano Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha. Fruto del matrimonio nacieron nueve hijos. Su primogénita, Victoria Adelaida María Luisa, fue más tarde emperatriz de Alemania. Su primer hijo, Alberto Eduardo, príncipe de Gales y posteriormente el rey de Gran Bretaña con el nombre de Eduardo VII, nació en 1841. En 1850, desafió la autoridad de lord Palmerston, ministro de Asuntos Exteriores del gabinete liberal que asumió el poder en 1846. La pugna alcanzó su momento de máxima tensión en 1851, cuando el primer ministro, lord John Russell, que también desaprobaba los métodos arbitrarios de Palmerston, lo destituyó de su cargo. Su imagen pública se vio aún más afectada en 1854, cuando intentaron impedir la guerra de Crimea. Instituyó en 1856 la Cruz Victoria, el más alto reconocimiento al valor en tiempo de guerra. Concedió a Alberto el título de príncipe consorte en 1857. Éste falleció cuatro años después. La reina evitó las apariciones en público y dejó que fuera el príncipe de Gales quien cumpliera con la mayoría de los deberes protocolarios de la Corona. El jefe del Partido Conservador, Benjamin Disraeli, que presidió el gobierno en 1868 y desde 1874 a 1880, consiguió su confianza gracias a su talento para los halagos. Asimismo, le permitió seguir su propio criterio en el nombramiento de cargos religiosos, militares y, en ocasiones, políticos. Respaldó firmemente la política de fortalecimiento y expansión del Imperio Británico de su primer ministro. En 1876 se convirtió en emperatriz de la India. No mantuvo el mismo entendimiento con el jefe del Partido Liberal, William E. Gladstone, quien ejerció como primer ministro en cuatro ocasiones entre 1868 y 1894; desaprobó las reformas democráticas que éste anunció y se opuso a la concesión del Home Rule (autogobierno) a Irlanda propugnada por Gladstone. El líder del Partido Conservador, lord Salisbury, que presidió el gobierno en tres ocasiones entre 1885 y 1902, contó con mayor respaldo por parte de la reina. Las celebraciones de su quincuagésimo (1887) y sexagésimo aniversario (1897) en el trono fueron motivo de gran regocijo popular. Murió el 22 de enero de 1901 en la isla de Wight a los 82 años, siendo sucedida en el trono por su hijo Eduardo VII.